3 ciudades europeas a visitar en invierno para huir del frio
Lisboa, frente al mar
La capital de Portugal, llena de energía, de contrastes y de luz, es una de las ciudades europeas más multiculturales y vibrantes. Volcada al Océano Atlántico, fue cuna de navegantes, de músicos y de poetas. Pierde la noción del tiempo en la frenética noche lisboeta, déjate seducir por el fado en las oscuras tabernas del Barrio Alto o simplemente descansa al aire libre en sus miradores.
Prueba su oferta gastronómica de alto nivel o, simplemente, disfruta de la sencillez del vinho verde y los pastéis de bacalhau en cualquiera de sus viejos bares. La Taberna Saudade es una muy buena opción. Ya verás. Pasea por los enredados callejones que discurren a través de su historia perdiéndote por el azulejado barrio de Alfama, árabe y marinero. Plaza del Comercio, Castillo de San Jorge, Torre de Belem... Vive, en definitiva, esta ciudad amable y soleada.
Sevilla, la joya de la corona
Sevilla es la tradición, el arte y la luz en una misma ciudad. Tan mora como cristiana, es la encrucijada de los caminos que unen el norte con el sur de España. Pasea por la ribera del Guadalquivir -camino para los barcos de vela que decía Lorca- en una tarde de invierno. Descubre en Triana el flamenco, las tapas y la alegría de sus vecinos. Todo esto y mucho más hacen de Sevilla una de las mejores ciudades europeas para pasar el invierno.
Pide una caña en el Sol y Sombra, pide otra en La Blanca Paloma y prueba su rosada al limón. Ya nos contarás. Pero Sevilla es también un museo del barroco al aire libre: las iglesias de Santa María la Blanca, El Salvador y de La Magdalena dan buena muestra de ello. No te olvides de su Catedral, ni de la Plaza de España, ni de la Torre del Oro, ni del olor de los naranjos. No te olvides de tantas cosas cuando pases por Sevilla.
Burdeos, elegante y serena
La ciudad francesa se asoma al Garona como queriendo buscar su reflejo en las aguas calmadas del río. El clima suave durante todo el año invita a pasear por la ciudad, Patrimonio Mundial por la Unesco, de manera sosegada. Burdeos es la ciudad más francesa de todas, elegante, pícara y romántica al mismo tiempo. Discurre por el Viejo Burdeos admirando sus fachadas y monumentos: la Plaza de la Bolsa o la Puerta Cailhau.
Da cuenta de una buena cena en cualquiera de sus bistros: quesos, grenier medocain, carnes y vino de la tierra... La Table de Becassine o el Bistro de la Tutelle son famosos ¡pero hay tantos! No dudes en escaparte a conocer sus alrededores, sus viñedos infinitos famosos en todo el mundo, sus Chateaux y sus vinos. Aprende, sin más, a disfrutar de la joie de vivre (alegría de vivir) que diría Zola.
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