BlaBlaCar desde dentro. Los inicios de BlaBlaCar
THINK IT
BILLETES AGOTADOS. Fred Mazzella no dejaba de actualizar la página para reservar su tren. Tenía que quedar alguna plaza disponible, porque, a sus 27 años, siempre había pasado la navidad en casa. Sin embargo, parecía que 2003 no iba a ser así. A Vendee, situada a 500 km de París, solo se podía llegar en coche. Tras asumir la dura realidad de que no quedaban plazas disponibles en el tren hasta después de Navidad, Fred tuvo que pedirle a su hermana que lo recogiese.
En el camino a casa, en el viejo Honda Civic familiar, Fred se dio cuenta de algo.
Podía ver el tren desde la autopista.
El tren en el que debería haber viajado.
El tren que estaba completamente lleno.
Y al lado de este, cientos de coches.
Coches que, en la mayoría de los casos, iban prácticamente vacíos.
En ese preciso instante, tuvo una revelación.
“¡Madre mía!” pensó, “sí que hay plazas para viajar a Vendée, pero no están en los trenes, ¡están en los coches!”.
Durante las siguientes 72 horas, Fred no pudo dormir. Estaba seguro de que, en alguna parte, tenía que existir una base de datos con las plazas libres en los coches. Después de varias búsquedas en Internet, descubrió varios foros en los que diferentes personas ofrecían la posibilidad de compartir coche. Se trataba de iniciativas a pequeña escala y mal organizadas, por lo que era prácticamente imposible encontrar a alguien que hiciera el mismo viaje a la misma hora.
Después de haber vivido en Silicon Valley y adoptar una mentalidad emprendedora durante sus estudios en Stanford, Fred comprendió que una idea como esta tenía un enorme potencial. Cada plaza vacía en un coche era una posibilidad de mercado.
¿Y si las plazas vacías de los coches pudieran significar el inicio de una nueva red de transporte?
Siendo más joven, Fred había recorrido Europa en autostop. Aunque le gustase, le parecía el mejor ejemplo de una gran idea mal ejecutada. Cuanto más pensaba en ello, más se daba cuenta de que el autostop era como un regalo que los conductores hacían a los pasajeros, aunque no todo el mundo estaba listo para ofrecer o para recibir algo así. Sin embargo, si se pudiese elegir con quién se viajaba y la opción de compartir los gastos del viaje, se abrían las puertas a que muchas más personas aceptaran este planteamiento, ya que se convertía en un intercambio de valor real.
Fred contactó con dos de sus mejores amigos de cuando estudiaba para plantearles su propuesta. A Damien y a Nico D les encantó desde el primer momento, así como el reto que suponía. De hecho, esa misma noche, mientras se tomaban unas pizzas, se pusieron a programar para que la idea se convirtiese en realidad.
BUILD IT
Entre 2004 y 2006, Fred, Damien y Nico D dedicaron todo el tiempo en el que no estaban en el trabajo a preparar la primera versión de la plataforma para compartir coche. Helene, la hermana mayor de Fred que trabajaba en el ámbito de la comunicación, contribuyó como asesora a lo largo de todo este tiempo. No podían obtener un sueldo con esta actividad, pero trabajaron sin descanso porque creían en el producto.
Fred buscaba constantemente nuevas vías de inspiración y posibilidades para seguir desarrollando su idea. Como parte de este proceso, comenzó a asistir a una serie de reuniones semanales en la casa de su vecino. Rodeado por jóvenes creativos, era una oportunidad ideal para que diferentes emprendedores se encontrasen, compartiesen ideas y desarrollasen nuevas iniciativas empresariales. Fue en estos encuentros donde Fred conoció a uno de los cofundadores de BlaBlaCar: Francis Nappez.
A Francis le apasionaba el potencial que Internet ofrecía para transformar la vida diaria de las personas. Humilde y discreto, Fred sabía que Francis era el tipo de persona que nunca promete más de la cuenta y que siempre entrega más de lo acordado. Un día, mientras hablaban, Fred dejó caer su idea sobre una plataforma para compartir coche. Esa misma noche, mientras se despedían, Francis le dijo a Fred: “si quieres que sea posible acceder a tu plataforma a través del móvil, no dudes en llamarme”.
Septiembre 2006. Nace Comuto
Cuando la página salió a la luz, se registraron miles de personas, por lo que el equipo tomó la decisión de crear una sociedad llamada “Comuto” en septiembre de 2006. Asimismo, comenzaron a buscar métodos de financiación. Tenían varias ideas en mente: desde ofrecer la plataforma a empresas hasta preguntar a los usuarios si podían contribuir con los costes de implementación de la plataforma. A medida que crecía el número de usuarios, Fred fue cada vez más consciente de la cantidad de trabajo que se necesitaba para hacer crecer una empresa fuerte desde cero. De hecho, se había licenciado en física, y pensó que le faltaban conocimientos sobre marketing, gestión y desarrollo de productos, por lo que tomó la decisión de cursar un máster en Administración de Empresas en la escuela de negocios INSEAD de Fontainebleau, cerca de París. Fred utilizó la plataforma como ejemplo en todas las clases de emprendimiento e incluso llegó a ponerla a disposición de los estudiantes a través de la intranet del centro, para que así pudieran compartir coche para ir a la universidad. Lo mejor de todo fue que, en esta época, Fred conoció a otro de los cofundadores: Nicolas Brusson.
Nicolas, que acababa de llegar de Silicon Valley después de 7 años, estaba cursando su segundo semestre en INSEAD. Nicolas conoció a Fred a través de un amigo en común, Julien Lafouge (en la actualidad, responsable de BlaBlaCar para América Latina). Fred le contó los comienzos de BlaBlaCar y Nicolas se unió a la iniciativa de forma inmediata, ya que pensó que algo así podía llegar a convertirse en el “eBay de los servicios”. Asimismo, le encantó la idea de que se tratase de una plataforma dinámica e impulsada por la iniciativa de las personas.
Junto con Nicolas y con Jean-Bernard, otro compañero de su máster, Fred elaboró un plan de negocio para hacer realidad su proyecto. Justo en ese momento, se celebraba el concurso bianual de INSEAD, en el que se ponía a prueba a los estudiantes y a sus ideas de negocio.
Fred volvió a Fontainebleau para cursar el segundo semestre de su máster. En esta ocasión, compartía casa con Tracy G. compañero de estudios y buen amigo. Juntos, decidieron participar en este concurso y prepararon un plan de negocio mejorado junto con otro compañero de su máster, Francois B.
Y ganaron
El plan de negocio planteaba que BlaBlaCar obtendría ingresos en una fase inicial al ofrecer la plataforma a diferentes empresas. En el momento en el que contasen con suficiente liquidez para que una plataforma de este tipo pudiera ponerse en marcha, realizarían la transición a un modelo orientado a los consumidores.
Después de graduarse en INSEAD, a finales de 2007, Fred tuvo que enfrentarse a un gran dilema: encontrar un trabajo o dedicarse a tiempo completo a su proyecto. En su interior, Fred ya sabía cuál era la respuesta.
Y por eso, decidió dedicarse por completo a desarrollar la idea. Para ello, se fijó como plazo un año, para comprobar si el proyecto saldría adelante. En 2008, la plataforma ya contaba con 70.000 usuarios. Ese mismo año, en abril, Francis se unió a BlaBlaCar para trabajar en la empresa a tiempo completo. Nicolas se mudó a Londres e inició una carrera en el sector del capital riesgo, aunque siguió asesorándolos como amigo a lo largo de los años, para hacer crecer la empresa. De hecho, se unió a BlaBlaCar a tiempo parcial para contribuir a la expansión de la empresa por Europa y gestionó una nueva ronda de financiación antes de pasar a formar parte de la empresa a tiempo completo en enero de 2012. Juntos, los tres cofundadores crearon un gran equipo. Cada uno de ellos examinaba los problemas desde un punto de vista diferente, lo que les permitía aplicar sus habilidades complementarias para resolverlos. Mientras que Fred se centraba en el producto, la confianza y la comunicación, Francis trabajó en la parte técnica técnicas para BlaBlaCar y Nicolas gestionó los aspectos de financiación, marketing y crecimiento internacional.
USE IT
“Han convocado una huelga de trenes para la semana que viene” dijo Helene, la hermana de Fred. “¡Tienes que aprovechar el momento y emitir una nota de prensa!” Tan solo 30 minutos después de enviarla, las agencias de noticias de renombre internacional la divulgaban.
El teléfono de Fred comenzó a sonar sin parar. Las entrevistas en televisión y radio no cesaban, y hubo más de 500 artículos de prensa sobre BlaBlaCar. Supuso una cobertura mediática increíble y fue la primera vez que BlaBlaCar se dio realmente a conocer.
De 0 a 35 millones de usuarios
La huelga demostró que el servicio podía ser una alternativa de transporte viable. Desde este momento, BlaBlaCar pasó a estar presente en la cobertura de los medios franceses. Más adelante, en 2010, la erupción de un volcán islandés paralizó los vuelos de toda Europa y BlaBlaCar se convirtió en una solución para todas las personas que querían regresar a casa. Gracias a la publicidad gratuita que supusieron estos eventos, el equipo continuó distribuyendo su mensaje mediante estrategias innovadoras. El boca a boca resultó esencial.
Poco a poco, la gente comenzó a descubrir esta alternativa de transporte. El mercado empezó a disponer de más información y la comunidad comenzó a crecer. Fueron necesarios cinco años para conseguir el primer millón de usuarios en Francia. A finales de 2016, BlaBlaCar cuenta con más de 35 millones de usuarios en 22 países y sigue conectando a personas para que viajen juntas compartiendo los gastos.
¿Y qué ha ocurrido dentro de BlaBlaCar?
Para mejorar el producto a lo largo de los años, se ha realizado una innumerable cantidad de viajes. De hecho, para fomentar la mentalidad “Think It, Build It, Use It”, la empresa reembolsa a los empleados el importe correspondiente a los viajes que han realizado en BlaBlaCar si comparten con el resto del equipo sus comentarios e ideas para mejorar la plataforma. Casi todas las personas que trabajan en la empresa viajan en BlaBlaCar y, de hecho, muchos ya han conseguido el nivel Embajador: la distinción más alta con la que representamos el uso activo y la experiencia compartiendo coche.
El eslogan “Think It, Build It, Use It” decora las paredes de las oficinas de BlaBlaCar por un buen motivo: fomenta la innovación y el compromiso con la experiencia de los usuarios, además de impulsar la motivación y la sensación de pertenencia. Al mismo tiempo, es un recordatorio muy sencillo de que la única forma de entender de verdad un producto o servicio y de mejorarlo continuamente es convertirse en el usuario más exigente.
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